miércoles, 10 de abril de 2013

Piedras, Santos y Princesas

Es curioso, planeas un viaje de relax a un pueblo no muy lejos de Madrid  y acaba siendo una especie de metáfora de parte de lo que podría ser la situación actual de nuestro país, siempre, bajo mi punto de vista, que quede claro.

El pueblo en cuestión es Pastrana, Villa Ducal desde 1369, a poco menos de cien kilómetros de la capital. No voy a daros muchos datos de su historia porque para eso ya está la página web, la wikipedia y todo lo que queráis a través de Google. Quizás lo mas relevante es que allí vivió y pasó sus últimos días la enigmática princesa de Éboli tras una existencia llena de avatares y dimes y diretes con la todo poderosa y mismísima Santa Teresa de Jesús, también ilustre de la Villa al crear dos conventos, o con el no menos Felipe II que consigue encarcelarla hasta el final de sus días. Todo un personaje.

El que en aquella época fuese vivienda y prisión de la princesa, el Palacio Ducal, aunque sin terminar nunca, con los siglos fue convirtiéndose poco a poco en algo mas que unas ruinas ilustres. Durante años fue punto de saqueo de todo lo que se pudiese expoliar. Desde muebles y enseres hasta las propias piedras o baldosines que cubrían parte de sus paredes y que hoy pueden encontrarse en mas de una vivienda de los alrededores. Esto fue así hasta que hace unos años, en 1997, la universidad de Alcalá decide comprarlo y rehabilitarlo para hacer la sede del, siempre según la página web, Observatorio de la Sostenibilidad de España.

Hasta aquí, todo perfecto si no fuese porque dicho Observatorio, en la Villa, nadie tiene claro ni lo que es ni para que sirve, ni siquiera si está en marcha. Por unos pocos euros, tienes acceso a una visita guiada por el edificio donde uno espera el típico palacete lleno de muebles y ornamentación de la época, con olor a viejuno y con instructivas explicaciones de la guía sobre la historia del lugar sin mas. Lo que me encontré es algo bastante mas interesante.

La amable guía, además de hablarnos de todo eso que mencionaba antes, nos fue dando datos que tras un análisis rápido da mucho que pensar y de ahí la reflexión que hago al principio de esta entrada. Las obras de rehabilitación costaron en su día la friolera de mil cuatrocientos millones de las antiguas pesetas, algo menos de nueve millones de euros. Sirvieron para, además de rehabilitar estancias, cubrir el patio con una, poco apropiada, pared y techo de cristal además de llenarlo de cuartos y despachos que en la actualidad, no valen para nada. La simpática guía, casi mas perpleja que el pequeño grupo al que hacía de cicerone, comentaba la nula actividad actual del edificio tras prometer mucho en un pasado cercano, que si iba a servir para hacer cursos de verano, y para eso estaban rehabilitando un edificio cercano que serviría como residencia de estudiantes, obras paradas a día de hoy, que si el mencionado Observatorio...

La manida crisis aparece y echa por tierra todos estos planes. Crisis que como bien sabemos, en parte, hemos llegado gracia al despilfarro que se ha hecho de dineros públicos que, como en este caso, han sido derrochados en obras faraónicas sin utilidad clara y necesaria.

Siguiente día, excursión a Recópolis, antigua ciudad visigoda, hoy en ruinas evidentemente, cerca de Zorita de los Canes. Está catalogada como Parque Arqueológico por la Comunidad de Castilla-La Mancha y cuenta con un centro de interpretación en sus cercanías donde, supongo, se exiben piezas de este periodo y se podrá recabar mas información sobre las ruinas. Y digo supongo porque, de nuevo la pertinaz crisis y Mari-Cospedal de La Mancha y sus recortes, vuelvo a suponer de nuevo, han cerrado el centro. Un edificio que seguro que no se construyó de manera altruista por el constructor de turno, y sigo con  mis suposiciones. En la entrada, no indican la causa, faltaría mas, pero no hay que ser muy imaginativo para saberla. El caso es que las ruinas están en medio de ningún sitio, sin vigilancia, con lo que la rapiña que anda detrás de este tipo de pedazos de historia, puede campar a sus anchas.

Claro que los poderes pensaran, que son solo piedras. Ya vendrán tiempos mejores y podremos hacer una cúpula de cristal o cualquier faraonada parecida que cubra las ruinas y medio campo de alrededor, o mejor, un parque temático que tan monos nos quedan, y si puede ser, que desaparezcan antes esos pedruscos que van a molestar a la montaña rusa... No aprenderemos nunca.