jueves, 7 de febrero de 2013

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Pasada la cuesta de Enero, que este año ha sido mas cuesta que nunca, llega el mes mas corto del año, de los pocos que no tienen ni un solo día de fiesta y encima en pleno invierno. Vamos, un asco. Sin embargo es el mes en el que me dio por nacer, supongo que después de los nueves meses reglamentarios de dar por saco a mi santa madre dentro de su ser.

No voy a hacer un repaso por mi vida en todos estos años, sería imposible además de ponerme nostálgico y no quiero aunque sea inevitable. El otro día hablando con mi cuñada, que también cumple años en estos días (Felicidades de antemano), comentábamos que ya hace veinte y hasta treinta años de demasiadas cosas de las que tenemos recuerdos, de esa juventud que no aprecias hasta que te haces mayor, de hechos históricos que aún suenan cercanos. Los primeros capítulos de esta temporada en Cuéntame, trataron sobre el golpe de Estado que Armada, Tejero, Milans del Bosch y otros chicos del montón dieron y que casi cuesta la vida a nuestra, joven por entonces, democracia, allá por el ochenta y uno, o sea, treinta y dos años ya y lo recuerdo como si fuese ayer. De estar en clase, entonces iba en turno de tarde, y a las ocho de la noche nos dijeron que se acababan las clases y nos fuésemos a casa directamente sin hacer preguntas. Entonces parecía como un juego, con quince años no era consciente de la importancia que tenía todo aquello,

Un año después, Felipe Gonzalez al frente del PSOE mas esperanzador ganó por goleada las elecciones, ya se cocía por Madrid la architrillada Movida, hoy denostada por muchos y que sin embargo marco una época, le pese a quien le pese. Mi querida Alaska ya había estado en Kaka de Luxe, Pegamoides y empezaba con Dinarama. Mecano, otro de esos grupos que tengo como fondo de armario musical, sacaban su primer disco allá por el ochenta y dos. Por aquel entonces descubrí los 40 principales, ventana por la que empecé a escuchar a estos y otros grupos, hubieron muchos mas pero sería largo recordar tanto, y hasta empachoso.

Siempre digo que eso tan manido de que cualquier tiempo pasado fue mejor, es mentira, solo es pasado, bonito de recordar pero no como para quedarse anclado ni embobado. El presente da muchas mas posibilidades de cambio constante, de aprender continuamente algo nuevo. Nunca entenderé a esa gente que directamente te dice que ya no le hace falta aprender nada o ven una tontería tener algo tan básico hoy día como el WhatsApp o un perfíl en una red social. En una época por la que atravesamos de continuos avances tecnológicos y de costumbres, es casi un suicidio social. Alguien pensará que exagero, a lo mejor tienen razón, pero esto no ha hecho mas que empezar, si es bueno o malo solo el tiempo lo dirá pero mi opinión es que todo aquello que te hace relacionarte con los demás no puede ser malo nunca. Otra cosa es que se utilice mal o caiga en manos de corta edad y mentalidades sin madurar, con mas motivo para que los que tienen el deber moral de enseñar y educar a los que vienen detrás, estén siempre un paso por delante y al menos sepa de que va todo esto.

Pasada la alegre década de los veinte, la mas asentada de los treinta, también la crisis de los cuarenta, que en mi caso no fue tanto, me enfrento a los cuarenta y siete, un número no demasiado atractivo a priori, como este mes. Eso si, con renovadas ilusiones y con muchas ganas de hacer que sea un año inolvidable. Felicidades a todos los que habéis estado alguna vez en mi vida, espero seguir contando con todos en el presente y el futuro. Y a los que acaban de llegar...


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